lunes, 18 de agosto de 2014

Una nueva campaña de excavaciones en Begastri saca a la luz más restos de época íbera




Continuar investigando y sacando a la luz la zona más occidental de Begastri, que es a su vez una de las más antiguas de este yacimiento arqueológico, datada en torno al siglo II a. C., ha sido el objeto de la nueva campaña de excavaciones realizada este verano por parte de la Universidad de Murcia con la colaboración del Ayuntamiento de Cehegín.

“Esta zona, situada en la zona más próxima al río Quípar, es de época ibero romana, cuando Roma toma la ciudad de Qart-Hadasch (actual Cartagena) y castiga severamente a Begastri por haberse revelado en contra del poder romano y a favor de los cartaginenses. Poco después de ser arrasada, los romanos reconstruyen Begastri, se incrementan las murallas y se constata que hay una rápida romanización”, según ha explicado el director del Museo Arqueológico de Cehegín, Francisco Peñalver, quien ha codirigido la campaña de excavaciones junto con José Antonio Zapata y José Antonio Molina. En los trabajos han participado alumnos de Historia Antigua de la Universidad de Murcia.

La campaña de este año ha descubierto nuevos restos de época íbera, especialmente fragmentos de cerámica. Una cerámica que, según comenta Francisco Peñalver, a pesar de pertenecer a recipientes de almacenaje de alimentos, tiene un gran sentido estético. “Los íberos tenían desarrollado un gran sentido de la belleza y cualquier pieza por muy burda que fuera se decoraba con detalle”, añade el director del Museo Arqueológico.

En Begastri, situada a unos 3 kilómetros de Cehegín, se asentaron íberos, romanos y visigodos. En este yacimiento se puede testimoniar la presencia de la cultura ibérica desde el siglo IV a.C. En el siglo I d.C. Begastri alcanza el grado de municipio romano, y se transforma en una ciudad clásica dotada de edificaciones públicas, hasta disponer posiblemente de foro, anfiteatro, templos, santuarios gimnasios y termas. Hacia finales del siglo III d.C. la Roma Imperial comienza a desmoronarse por la presión que los pueblos bárbaros del norte ejercen en las fronteras romanas. Con la destrucción de Cartago, la capital pasó a Orihuela, y Begastri alcanza un gran esplendor convirtiéndose en sede episcopal.

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