LA VERDAD
A Fernando Ripoll, de Cehegín, el gusanillo por el teatro se lo despertaron en el instituto Juan de Dios López. Formó parte del grupo local Arenga. Estudió en la Escuela de Arte Dramático de Murcia; también empezó la carrera de Económicas, pero la abandonó. Pasó cuatro años en Italia, formándose en las artes escénicas y a su vez haciendo teatro, televisión y cine. En Murcia fundó el grupo Atroz y creó una escuela de esta disciplina en su pueblo natal. Últimamente ha representado 'La vida es sueño' con la compañía La Nuca Teatro.
-¿Se puede vivir del teatro?
-Sí, de hecho yo vivo del teatro, aunque no es fácil. Somos unos privilegiados, y ahora más que nunca, aunque debes compaginar las actuaciones con la docencia.
-¿Qué debe caracterizar a un buen actor?
-La esencia está en no ser nada rígido, ser muy permeable; buen observador, buen imitador y, sobre todo, dejarse llevar por su instinto cuando está actuando.
-¿Cómo es su instinto?
-Sencillo, como el de todos. Tengo un instinto corriente.
-¿Con qué papeles se siente más cómodo?
-El actor debe afrontar retos y luchar; te debes divertir mucho, pero ser cómodo, nunca. La comodidad es incompatible con cualquier actividad artística.
-¿Cuál es su especialidad?
-No soy especialista en nada, no sabría decirlo. Sé lo que me gusta.
-¿Qué le gusta?
-Dentro de la actuación me gusta mucho ser capaz de emocionar a los demás de la manera que sea, y ser capaz de jugar, divertirme, pasarlo bien.
-¿No sirve el teatro para reflexionar?
-Los artistas tenemos la obligación de buscar y mostrar ciertos aspectos de la vida cotidiana que la mayoría de la gente no ve o no se para a pensar, y reflexionar sobre ello.
-¿Por qué ha elegido el clown para hacerse la fotografía?
-Porque a mí quien me enseñó lo que es la esencia del teatro, que es juego, fue Antón Valea ¿y qué mejor manera de jugar que con una nariz de payaso y riéndote de tu estupidez?
-¿Está en crisis el teatro?
-Siempre ha estado en crisis; ahora está haciendo mucho daño la subida del IVA. El teatro está en un momento de cambio y creo que saldrán cosas positivas. Pero para quienes lo vivimos ahora no es una situación agradable.
-¿Hacia dónde va?
-No soy un visionario. La fuerza que tiene el teatro respecto a su gran competidor, el cine, es que es directo. El teatro debe conseguir que el público sienta que cuando está viendo un espectáculo, aquel segundo es irrepetible porque está sucediendo allí, en ese momento. El teatro debe involucrar al público, debe hacerlo partícipe.
-¿Cómo está el teatro en la Región?
-Muy mal. Siguen estando las compañías que llevan trabajando muchos años y continúan en la lucha por poner nuevos espectáculos, pero hay muchas dificultades para que surjan nuevos talentos y nuevos formatos porque el apoyo es escaso.
-¿Qué enseña en sus clases de teatro?
-Me gustaría pensar que dejo un espacio a la libertad, donde las personas se puedan expresar libremente y donde reaprendan a jugar con sus limitaciones, sus medios, con ellos mismos.
-¿Quiénes se sienten mejor en sus clases los niños o los adultos?
-No lo sé, quizás deberían responder ellos. Con los niños es más fácil trabajar hasta un determinado límite, porque son más libres. Con los mayores, el trabajo debe empezar por romper tabúes, miedos y determinados esquemas aprendidos.
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